En medio de carpas de plástico improvisas y cocinando bajo las diferentes condiciones climáticas, así fue como encontré a los obreros municipales de Quevedo, quienes pasan los días y las noches fuera de las instalaciones de la ciudadela municipal, exigiendo que su clamor sea escuchado. Conversé con ellos y sus abogados, y pude constatar de primera mano cómo han sido vulnerados.
Es inaceptable que no se respeten los derechos de los trabajadores y no se les brinden las condiciones justas que merecen. Por ello, tomaré acciones contundentes de fiscalización ante el Municipio, el Ministerio del Trabajo Ecuador y el Ministerio de Economía y Finanzas Ecuador.
Este es un problema que no puede esperar más, la falta de pagos no solo afecta a los obreros, sino también al bienestar de sus familias, quienes dependen de estos beneficios para su sustento.