Hoy, con 115 votos a favor y de manera unánime, el Pleno de la Asamblea Nacional aprobó la Reformatoria a la Ley de Transporte Terrestre, un proyecto impulsado y construido desde la Comisión de Gobiernos Autónomos que tengo el honor de presidir. Esta reforma afianza dos objetivos centrales: seguridad vial y eficiencia administrativa.
¿Qué cambia y por qué es importante?
Licencia adecuada para cada actividad
Durante el debate recalcamos la incongruencia de exigir la licencia tipo C a quienes operan maquinaria en obras civiles, agricultura o transporte de carga. Esa obligación solo añadía trámites, costos y—lo más grave—limitaba el derecho al trabajo.
Con la reforma:
Se elimina esta exigencia inadecuada.
Se reconoce la singularidad de cada labor y se evita que los operadores queden atrapados en la burocracia.
Exámenes médicos y psicológicos garantizados
La seguridad de todos es prioritaria. Por eso, cada renovación de licencia mantiene la obligatoriedad de exámenes médicos y psicológicos que certifiquen que los operadores están en condiciones óptimas para ejercer su oficio.
Formación descentralizada y accesible
Se abre la puerta a centros de capacitación en todo el país, acercando la formación técnica a zonas rurales y productivas.
Esto permite profesionalizar a más trabajadores, sin obligarlos a desplazamientos costosos y prolongados.
Procesos ágiles y transparentes
Simplificamos trámites para reducir tiempos y combatir la discrecionalidad.
Impulsamos sistemas digitales que facilitan la verificación y el seguimiento ciudadano.
Esta victoria legislativa no es un punto de llegada, sino un punto de partida. En la Comisión de Gobiernos Autónomos seguiremos fiscalizando la correcta aplicación de la normativa y construyendo consensos para fortalecer el transporte, dinamizar la economía y proteger la vida.
¡Seguimos transformando el presente para garantizar un futuro de dignidad y progreso en cada rincón del Ecuador!
Soy Victoria Desintonio, Asambleísta por la provincia del Guayas, de la Bancada Ciudadana. Soy defensora de los derechos de la mujer y sus reivindicaciones. Busco la generación de oportunidades para todos y todas. Tengo treinta y cinco años, mi compañero de vida es John y soy madre de Ezequiel y Rafael. Desde joven, decidí luchar por la eliminación de las causas de la desigualdad y la injusticia
A los diecisiete años me vincule al Movimiento Jubileo 2000. Participé en el impulso a proyectos de formación sobre el tema de la deuda, en la construcción de normativas para el control del endeudamiento público y veedurías, y en el impulso de iniciativas de vigilancia ciudadana a la deuda externa ecuatoriana.
He participado intensamente en el movimiento de mujeres, donde he compartido nuestras luchas por los derechos humanos. Me vinculé al proceso de la Asamblea Constituyente de 2008, en particular en la creación del Mandato Juvenil Constituyente, desde el Acuerdo Nacional de Jóvenes. Ese momento marcó mi vida, pude valorar desde la realidad, la importancia de la participación. Esta iniciativa ciudadana, plasmó los anhelos y demandas de jóvenes ecuatorianos en la nueva Constitución, que siento mía.
Fui consejera del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, designación que obtuve a través del voto popular.
Fui asambleísta desde mayo de 2021, hasta la disolución de la Asamblea por muerte cruzada en mayo de 2023. En la Asamblea, propuse la derogatoria de la mal llamada Ley Humanitaria, que precarizó el trabajo de miles de ecuatorianos y ecuatorianas.
Vuelvo a la Asamblea Nacional para construir ese Ecuador que represente igualdad y equidad para todos y todas.