Lo que ha ocurrido hoy en la Asamblea Nacional es un atropello a la democracia y al Estado de derecho. Se ha dado paso a una evidente persecución política contra una exasambleísta que siempre actuó con firmeza, ética y compromiso con el país.
Me duele profundamente ver cómo, con mayoría circunstancial, se impone el abuso del poder por encima del respeto a la Constitución. No les ha importado violar la ley ni pisotear el principio de independencia de funciones, con tal de callar voces incómodas y enviar un mensaje de miedo a quienes nos atrevemos a pensar distinto.
Esther Cuesta no está sola. La respaldamos quienes creemos en la justicia, en el debido proceso y en la defensa de los derechos fundamentales.
¡Qué tristeza da ver en lo que han convertido al país! Un país donde se protege a los poderosos y se persigue a quienes defienden al pueblo. Pero no nos van a intimidar. Vamos a seguir luchando, con la frente en alto, por la verdad y la justicia.