El retorno de las bases militares extranjeras en Ecuador no debe entenderse como una cesión de soberanía, sino como una estrategia necesaria y firme para enfrentar las amenazas actuales. Nos enfrentamos a una guerra de quinta generación, en la que el crimen organizado actúa como un enemigo silencioso que utiliza violencia, tecnología y desinformación para desestabilizar a nuestra sociedad.
En este contexto, Ecuador necesita establecer alianzas estratégicas para recuperar el control de nuestro territorio y garantizar que la paz deje de ser solo un anhelo para convertirse en una realidad tangible para todos los ciudadanos. La seguridad y la estabilidad del país requieren un enfoque integral y colaborativo, donde la cooperación internacional sea un pilar fundamental para combatir eficazmente estas nuevas formas de conflicto.