El Pleno de la Asamblea Nacional, con 88 votos afirmativos, aprobó en segundo debate el proyecto de Ley Orgánica Reformatoria a la Ley Orgánica de Movilidad Humana, resultado de la unificación de ocho iniciativas legislativas que abordan reformas sobre la misma temática.
Entre las disposiciones aprobadas se contempla la deportación expedita en casos de riesgo grave, con resolución motivada y control judicial, así como la ampliación del período de prohibición de reingreso hasta por cuarenta años para quienes representen amenazas a la seguridad nacional. La ley también exige certificados de antecedentes penales y registro migratorio para la obtención o renovación de visas, y crea la visa de tránsito o transeúnte para evitar el uso del Ecuador como país de paso irregular. Estas medidas buscan garantizar una migración ordenada sin criminalizar a los migrantes.
Asimismo, se incorpora la posibilidad de revocar el estatus de refugiado si el beneficiario representa un riesgo real para la seguridad pública o incurre en delitos graves, respetando siempre el principio de no devolución y el debido proceso. La reforma promueve la descentralización de la calificación de retornados, la simplificación de los trámites de repatriación de cadáveres y la institucionalización de la migración circular como modalidad laboral segura y ordenada.
Lucía Jaramillo, presidenta de la Comisión de Relaciones Internacionales y Movilidad Humana y ponente del informe, destacó que la ley anterior, aunque concebida con buenas intenciones, terminó protegiendo a delincuentes bajo el discurso de los derechos humanos. En este contexto, señaló que la reforma construida restablece el orden migratorio y protege tanto a los migrantes honestos como a los ciudadanos ecuatorianos.
Por su parte, Johnny Lavayen resaltó que la nueva normativa reconoce la dignidad de los extranjeros que llegan al país y la esperanza de los ecuatorianos que retornan, constituyendo una respuesta concreta a los desafíos actuales en movilidad y seguridad. Alfredo Serrano expresó su preocupación por la inclusión de cuatro artículos no tratados en la primera discusión, mientras que Ledy Zúñiga advirtió sobre la necesidad de equilibrar la seguridad del Estado con la dignidad de cada migrante.
Carmen Tiupul valoró los avances en atención digital y la reducción de la burocracia, y destacó la importancia de garantizar la seguridad, reinserción y acompañamiento integral de los más de 32 mil deportados entre 2023 y 2024. Edwin Jarrín explicó que los 58 artículos de la reforma fortalecen la seguridad fronteriza mediante registros biométricos, mayor control migratorio y mejoras en asistencia consular. Carolina Escobar resaltó la reclasificación de los pasaportes en cuatro tipos, incluido el de emergencia, que beneficia también a personas extranjeras en situación de vulnerabilidad.
Noemí Cabrera criticó la falta de socialización de los informes con organizaciones de migrantes, subrayando la necesidad de incorporar sus voces para construir una ley justa y solidaria que responda a las necesidades reales de quienes viven la movilidad humana. Finalmente, Graciela Ramírez enfatizó que la reforma reconoce y valora el esfuerzo de los millones de ecuatorianos en el exterior, quienes contribuyen con su trabajo a la economía del país sin buscar reconocimiento.
Previo a su publicación en el Registro Oficial, el proyecto de Ley aprobado será remitido al Ejecutivo para su respectiva sanción u objeción.
MEV
                
Soy Pablo Jurado, nací en Ibarra el 6 de febrero de 1961 y desde entonces mi vida ha estado ligada a esta tierra que tanto quiero: Imbabura. Vengo de una familia honorable, de esas que te enseñan a valorar cada logro y a nunca olvidar de dónde vienes. Me eduqué en el Colegio Teodoro Gómez de la Torre y luego llegué a la Universidad Central del Ecuador, donde me gradué como licenciado en Ciencias de la Información.
Mi primera pasión fue el periodismo. Empecé como periodista deportivo en varias radios de Ibarra y Quito, con la emoción de un joven que soñaba en grande. Después llegaron los diarios El Comercio en Quito y El Norte en Ibarra, donde pude escribir y compartir mis ideas con la gente. Ese amor por la comunicación me llevó incluso a ser presidente del Colegio de Periodistas de Imbabura y de la UNP.
Con el tiempo, la política me encontró. En 1981 me afilié a la Izquierda Democrática y, desde entonces, fui aprendiendo desde abajo: jefe de Relaciones del Municipio de Ibarra, jefe del IECE, consejero alterno, secretario del Consejo Provincial… Cada cargo me enseñó algo distinto, pero todo me reafirmó que lo mío era trabajar por la gente.
La confianza de mis conciudadanos me llevó a ser concejal en 1996 y en 2002, y en ese último periodo me nombraron vicealcalde. En 2004 la vida me regaló un gran honor: ser elegido alcalde de Ibarra. Allí confirmé que gobernar no es mandar, sino escuchar y servir.
Años más tarde, en 2014, hombres y mujeres de Imbabura me eligieron prefecto. Fueron años de mucho trabajo, donde mi prioridad fue abrir caminos, mejorar la vialidad, impulsar proyectos de riego y darle nuevas oportunidades a nuestra provincia. En 2019 volví a recibir el respaldo inmenso en las urnas y, poco después, tuve el privilegio de presidir el Consorcio de Gobiernos Provinciales del Ecuador por dos periodos consecutivos.
Ahora, en 2025, el destino me puso otro reto: ser asambleísta por Imbabura con el Movimiento Construye. Asumo con la misma convicción que me ha acompañado toda la vida: hacer política no es un privilegio, es un compromiso con la gente.
Soy periodista, abogado, magíster en Derecho Constitucional, pero, por encima de todo, soy un ibarreño agradecido, un hombre que nunca olvida que cada paso que ha dado lo debe al cariño, la confianza y la esperanza de su pueblo. Simplemente, soy el amigo Pablo.