Ecuador hoy es un país que se quedó sin un gobierno/padre que, para seguir pagando la buena vida de unos pocos, endeudó a muchos y nos arrebató oportunidades a todos, eso sí, al menos nos dejó la esperanza como lo prometió.
La década ganada ha tenido un costo muy alto. Sus grandes y extravagantes obras nos pasan hoy la factura de una mesa servida que otros se comieron, dejaron la cuenta y se llevaron la propina.
Entre estas grandes obras de “la revolución del gasto indiscriminado” están Yachay, el desierto de El Aromo, Escuelas del Milenio; todas criticadas por el Pdte. Moreno (SU Pdte.). Todos sabemos por qué, todas han sido una gran “inversión” con pocos resultados.
El problema más grande de la educación superior en este momento es la falta de cupos, aun habiendo invertido xxx en ella seguimos padeciendo de “la misma enfermedad”.
¿Se invirtió mucho?, sí. ¿Se invirtió mal?, también.
Si no entendemos que nuestro deber es resolverle los problemas a la gente entonces el país no camina hacia ningún lado.
La educación es el verdadero sector estratégico de una sociedad, lo invertido en jóvenes con mejor preparación les dará mayor acceso a oportunidades y nos convertiría en un país con mayor progreso gracias a ellos.
Dentro de la Comisión estamos todos de acuerdo en que debemos exigir mayor presupuesto para la Educación Superior, o por lo menos sostener el presupuesto asignado en el 2016.
Sin embargo, la lucha que ahora enfrentamos para resolver la reducción de oportunidades para nuestros jóvenes gracias a los recortes, no se da ni por casualidades, ni por caprichos de un hombre. Es el resultado de un nefasto manejo de la economía en diez años de Gobierno, es el resultado de sobreprecios, de infraestructuras grandes no útiles y de otras irresponsabilidades hechas por quienes tenía el corazón tan ardiente que terminaron incinerando nuestra economía y el futuro del país.
Se proyectó construir 200 Unidades Educativas del Milenio hasta 2017 y están entregadas 91, en construcción 47 y proyectadas 62; con un valor de $ 300 millones las primeras 70 unidades, a un costo entre 4 y 6.3 millones por cada una. Un objetivo que no cumplieron.
Su manejo saboteó su propio proyecto político.
Con lo invertido en aplanar tierra ($1.503M) hubieran podido ser construidas entre 238 y 375 escuelas del milenio, superando así su objetivo; pero no necesariamente obteniendo mejores resultados en la educación (como está sucediendo). Levantar muros y pintarlos no es sinónimo de mejora en la calidad de educación. Y eso no supieron entender.
Necesitamos saber: ¿Cuál es el verdadero resultado de estas inversiones?
Hasta ahora no existen cifras claras sobre esto, lo que sí está claro es que el cemento reemplazó al conocimiento.
Ahora, lo único que nos queda es mirar hacia adelante con optimismo e intentar aportar con soluciones, ser proactivos y buscar en conjunto con los representantes de las instituciones públicas, la posible direción que nos encarrile por la verdadera vía del progreso.
Las universidades exigen algo legítimo: la devolución del IVA. Al no tener esta devolución, millones de dólares que deberían ser invertidos para compras de equipos y reactivos de laboratorio, no pueden ser utilizados. Ellos ya han invertido y gastado el dinero que les ha sido entregado, pero el SRI no ha resuelto el problema de la devolución de un rubro que significarían parte de la solución a los problemas de liquidez.
Otra forma de financiamiento es la autogestión para investigación e innovación, sin embargo, las universidades no tienen un manejo autónomo y eficiente de los recursos porque el Código Orgánico de la economía social de los conocimientos, creatividad e innovación, CONOCIDO COMO CÓDIGO INGENIOS, no es una herramienta que facilita los procesos, retrasando los proyectos planteados y el cumplimiento de sus resultados.
En las sesiones que la Comisión de Educación ha tenido en territorio y en las que hemos recibido a los rectores de las instituciones públicas, han manifestado de forma unánime, la atadura de correa que representa la falta de autonimía para su progreso y solvencia.
Es por esto, que no se puede exigir el cumplimiento de estándares internacionales cuando en lugar de incrementar los recursos para la educación los disminuyen.
La educación superior de calidad no se da por azar, se da por una CORRECTA inversión para que la investigación sea realidad. Sin fondos no hay como comprar ni reactivos, ni equipos, ni pagar docentes investigadores (PhD) que son las exigencias actuales.
El padre/Estado saturó sus capacidades con una sobre carga de responsabilidades que se pudieron haber delegado, si, POR EJEMPLO, SE PERMITÍA A LAS UNIVERSIDADES, DESARROLLARSE en el marco de una autonomía responsable, para que puedan buscar fuentes de ingreso adicionales y autofinanciarse, pero no fue así.
YO HE PRESENTADO UN PROYECTO DE LEY PARA DEVOLVER LA AUTONOMÍA A LAS UNIVERSIDADES, DESCONOCIENDO EN ESE MOMENTO QUE TANTO EL SISTEMA PÚBLICO COMO EL PARTICULAR CONVERGEN EN LO MISMO. LUEGO DE HABER ASISTIDO A TALLERES ORGANIZADOS POR LA SECESCYT, ES QUE TODOS NOS DESAYUNAMOS LA TRISTE REALIDAD QUE REPRESENTA LA MARAÑA DE HIPERNORMATIVIDAD y la forma en la que esta falta de autonomía, afecta a las U públcias al punto de que la falta de recursos derivaría este año en recorte de la plantilla docente, incapacidad para ampliar los cupos y dificultad para pagar décimos terceros.
En la década que estamos cerrando, no solo la educación está sufriendo las consecuencias de los malos manejos, todos los sectores se vieron afectados por estas “innovaciones”, desde el libre comercio, la libertad de empresa, hasta el retroceso en los derechos humanos de las mujeres.
El Estado lo quiso manejar todo y el resultado fue crear dependencia.
Quienes ayer se rasgaban las vestiduras al calificar como desleal a los Gobiernos que pagaban más en deuda que lo invertido en Salud y Educación, hoy hacen lo mismo.
Y hoy, además, son los culpables de que el Ecuador se esté sumergido en un mar de deudas que nos ocultaron, pero que no por eso dejaron de existir.
El discurso del “pasado” caducó.
Para los jóvenes el pasado son Uds.
El “pasado” son quienes los obligaron a renunciar a sus sueños y hoy podrían estar sacrificando el futuro del país al reducir el presupuesto en Educación Superior.
Los aciertos del pasado deben llenarnos de orgullo, los errores, de ganas de redimirlos.
Que el diálogo que se ha abierto en la Comisión de Educación nos sirva para decifrar la forma de amortiguar este golpe y que la mano tendida que han ofrecido nos ayude a levantarnos.
Dallyana Passailaigue Manosalvas, máster en Gestión Educativa, ingeniera en Ciencias especializada en Marketing.
Asambleísta por Guayas en 2017, 2021 y 2023.
ASAMBLEA NACIONAL
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