Ciudadanos de varios sectores del país y del mundo se unieron a la Campaña Tejiendo Mis Derechos, impulsada por la presidenta de la Asamblea Nacional, Gabriela Rivadeneira. Apoyamos el derecho a la equidad de género escribió José Chimbo Guanujo, un campesino de Guaranda, capital de Bolívar, mientras tres chicos de Loja expresaban que la mujer es la base de la sociedad y un grupo de mujeres de Cañar decía que la humanidad posee dos alas: una es la mujer y la otra el hombre y que, por lo tanto, deben desarrollarse iguales para que la humanidad pueda volar.
En Quito, en cambio, la embajadora de Venezuela en Ecuador, Carol Delgado Arria, también apoyó la iniciativa y escribió en una tela blanca que la solidaridad o hermandad entre mujeres nos hará vencer. Esta es, precisamente, la característica de esta campaña, hombres y mujeres, escriben en un retazo de tela los derechos adquiridos para las mujeres y los que faltan por construir. Al final, el 24 de marzo, se tejerán en un solo manto y se expondrá en el Palacio Legislativo, para que nos recuerde cuáles son las tareas pendientes, dijo Gabriela Rivadeneira.
En Imbabura se unieron las mujeres de la Asociación Faccha Llacta de Peguche y el Colectivo Calle Paz. Dejaron a un lado sus actividades cotidianas y decidieron decirle al país y al mundo lo que sienten. La primera agrupación se dedica al cuidado del bosque protector de la Cascada de Peguche, en Otavalo, mientras que la otra reúne a jóvenes consagrados a la cultura, después de salir de grupos pandilleros. Uno de ellos decía que es hombre y que también lava los platos.
Mientras tanto, mujeres, hombres, estudiantes y autoridades expresaron sus derechos en la provincia de Bolívar. Los marcadores fueron los cómplices de los alumnos de la Unidad Educativa Ángel Polibio Chávez, de la Unidad Santa Mariana de Jesús, de la Red de Jóvenes, así como de lideresas de parroquias.
Este trabajo maravilloso que se está haciendo a través de la campaña Tejiendo Mis Derechos, trata de resaltar las luchas logradas y lo que queda por hacer para construir una sociedad más equitativa para hombres y mujeres. Se trata de simbolizar nuestros anhelos en un solo tejido. Con esto buscamos la sensibilización de la ciudadanía hacia la generación y aplicación de nuestros derechos, que es fundamental para avanzar como sociedad, enfatizó Valeria del Pozo, lideresa de la Universidad Estatal de Bolívar.
Al mismo tiempo, en la Unidad Educativa Milenium de Chibuleo, en Tungurahua, una estudiante llamaba a las mujeres indígenas a luchar por la igualdad de género y en Carchi una dama señalaba que las mujeres son amor y trabajo, mientras la asambleísta Mariangel Muñoz expresaba que “las mujeres no queremos caridad, sino justicia”.
El tejido también se comenzaba a construir a través de nuestros migrantes en varias ciudades de Estados Unidos, Canadá, España, Italia, Inglaterra, Alemania y otros países del mundo. Lo propio hicieron ciudadanos de provincias orientales como Pastaza y Morona Santiago.
Las voces de todos los rincones del país se continuarán alzando hasta el próximo jueves, cuando culmine la campaña. Mientras tanto, las aspiraciones se seguirán tejiendo, incluso, con lideresas de la región.
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