Centenares de personas, amigos, familiares, militantes y ciudadanía en general se dio cita a la Asamblea Nacional, a la capilla ardiente donde se vela el cuerpo del asambleísta Fausto Cayambe. Lo recuerdan como el amigo que extendió la mano al más necesitado o como el joven guerrero que motiva e inspira nuevas luchas en favor de los trabajadores ecuatorianos y el hombre que siempre va a estar en la conciencia de la gente.
Fernando Ibarra, del Parlamento Laboral, con voz quebrada y semblante triste, al solidarizarse con la familia de Fausto Cayambe, señaló que siempre tuvo, en primer lugar, una relación de amigos, pero a la vez conversaciones en cuanto a los temas laborales.
Si bien habían visiones diferentes en algunos temas, siempre hubo la predisposición de buscar acuerdos que favorezcan a los trabajadores. Anecdóticamente, el sábado en la tarde compartimos un momento de amistad y no me esperaba es este triste desenlace, relató.
Al expresar sus sentimientos de solidaridad con la familia y los militantes, enfatizó que “Fausto es un luchador que no nos deja porque hombres como él no parten nunca. Hombres como él siempre van a estar en la conciencia y son motivo de inspiración. Un joven guerrero como él siempre va a seguir inspirando luchas nuevas a favor de los trabajadores del país”.
Mientras que Elena Salcedo, de la Fundación Reinas de Quito de la Tercera Edad, con lágrimas en los ojos y con voz quebrada, destacó que Fausto Cayambe siempre extendió su mano a los más necesitados. Él no necesitaba invitación para saber dónde tenía que estar para mostrar su solidaridad. Siempre fue altruista, amoroso y dadivoso, añadió.
Recuerda que un día llegó hasta la Fundación Reinas de Quito Tercera Edad para dialogar con un grupo de personas a quienes les dijo “cuenten conmigo”. En alguna oportunidad la fundación organizó una caminata donde acudieron cerca de mil personas y él donó las camisetas para que cumplan este propósito, porque decía que el deporte es bueno.
“Yo estoy para servir a todas las personas que necesitan de mi apoyo”. “El cargo que tengo que me sirva para ayudar a los demás”, son las expresiones que recuerda que constantemente decía Fausto Cayambe.
Duele mucho su partida. Siempre lo recordaremos como la persona que extendió su mano al pueblo y se presentó como un hombre sencillo y el amigo de todos, concluyó.
JLVN/pv