“Ahora que estás resucitado con el señor, estás cada día con nosotros. No nos dejes solos, ni abandonados”. No nos dejes solos, te necesitamos para seguir avanzando como nos has enseñado: con ánimo y alegría, repitió el padre Graziano Masón durante la misa de honras en homenaje al asambleísta Fausto Cayambe. “Está con nosotros, los que mueren por la vida nunca mueren”. “Quédate con nosotros, la aurora la estamos construyendo. Tu ejemplo nos inspira...Fausto luchó para compartir el pan, no por limosna, sino por justicia”, resaltó el presidente de la República, Rafael Correa.
“Para lograr esa justicia, de la defensa de los derechos se requiere de un cambio en el poder político en donde manden las mayorías, por eso luchó, vivió y probablemente murió Fausto. Con ese ejemplo continuaremos luchando”, exclamó Correa. “Nos deja tareas”, con los jubilados, con los comerciantes, para que tengan seguridad social enfatizó la presidenta de la Asamblea, Gabriela Rivadeneira. Tenemos que ayudar para que ese trabajo se concrete. Adelante todos. Que ese nombre nos deje sentir no solo con compañerismo, sino de compromiso, añadió.
No hubo día o noche que se limitara al descanso, su trabajo se enfocó en satisfacer las necesidades de los jubilados, los barrios, los jóvenes, las mujeres explotadas, los desposeídos. Jamás se sesgó en intereses personales, dijo consternado su hermano Nelkis Cayambe. Hijo de un constructor y una madre luchadora, desde pequeño conoció la injusticia. Sus sueños se enfocaron en cambiar esa dura realidad. Desde la Asamblea cumpliste con esos objetivos fundamentales para la construcción de una nueva patria, añadió.
Fue amante de la justicia, defensor de los pobres, dijo el padre Graziano al recordar su último cumpleaños, el pasado 24 de junio. Lo festejamos bajo la lluvia, cantando y bailando. Hoy está con nosotros feliz. Él nos quiere decir no tengan miedo, yo estoy bien donde estoy, estoy con Jesús, pronunció.
Lágrimas, tristeza, impotencia, recuerdos se veía y escuchaba entre sus amigos, familiares, compañeros, conocidos. Pero, el mensaje se zambulló entre quienes lo escucharon. “Fausto vive, la lucha sigue”, se escuchaba en coro, a unísono. La luz de Fausto continuará brillando, nos seguirá guiando, comentó con firmeza su hermano. El chinchinal, su canción favorita se entonó al final. Con esa despedida, partió a su nueva morada. Adiós Fausto repetían varias voces.
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