A criterio del asambleísta Mauricio Proaño, ponente del Proyecto de Ley de Agrobiodiversidad, Semillas y Fomento de la Agricultura Sustentable, “conservar la agrobiodiversidad es cuidar la alimentación de ecuatorianos y ecuatorianas de presentes y futuras generaciones”. Con este criterio sustentó esta mañana, en el Pleno de la Asamblea Nacional, este Proyecto, tratado por la Comisión de Soberanía Alimentaria, presidida por el asambleísta Miguel Carvajal.
Proaño, vicepresidente de esta mesa legislativa, manifestó que a escala mundial existen los denominados hotpoints en biodiversidad y que Ecuador constituye uno de los países con mayor biodiversidad natural, por kilómetro cuadrado. De ahí la importancia de regular la producción agrícola para ofrecer a la población una alimentación sana, suficiente y nutritiva, que guarde sintonía con la identidad y tradiciones culturales, agregó.
Las semillas que no solo son granos, sino que contienen información genética, son la base para una producción de calidad y cantidad, por lo que es necesario implementar políticas agrícolas adecuadas, enfocadas en desarrollo económico, creación de infraestructura, como el establecimiento de bancos de germoplasma y centros de bioconocimiento y desarrollo agrario, a nivel de los productores, acotó.
Explicó que la semilla nativa es todo material reproductivo de origen vegetal, que mantiene su capacidad de reproducción y que ha sido domesticado, conservado, criado, utilizado e intercambiado por productores, comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades, de acuerdo con sus diversos saberes. "Este tipo de semilla es parte de los recursos fitogenéticos para la alimentación y agricultura; constituye patrimonio del Estado y no es objeto de apropiación", enfatizó.
Especificó que la semilla tradicional mantiene su capacidad de reproducción, aunque no proviene de cultivos nativos o autóctonos, mientras que la semilla convencional o certificada cumple un proceso técnico de producción que asegura la productividad.
Dijo que el ámbito de aplicación de la ley se refiere a los recursos fitogenéticos o vegetales, con valor real potencial para la alimentación y agricultura. Son aquellos que se destinan a la agricultura para que la población goce de una alimentación sana y, de esta forma, asegurar su bienestar. Precisó que existen 7.000 especies de cultivos en el país.
“Más del 50% de la semilla que se utiliza en Ecuador es nativa común y apenas el 15.8% corresponde a semillas certificadas, por lo cual es preciso apoyar el rescate y protección de estas semillas”, detalló Mauricio Proaño. “La debilidad institucional en el fomento de producción de la semilla, deficientes sistemas de comercialización en el mercado, reducida oferta de semillas en categorías iniciales (se utiliza para producir semillas certificadas) y la falta de coordinación con los actores que participan en la oferta y demanda y falta de líneas de crédito, son algunas problemáticas que vive el país”, aseguró.
Resaltó que gracias a los aportes de la consulta legislativa, en la que participaron 812 organizaciones sociales y alrededor de 5.000 actores, este cuerpo legal garantiza el libre intercambio de semilla campesina, que es la base para cualquier producto que se desee mejorar genéticamente.
"Para conversar la agrobiodiversidad existen dos espacios", mencionó. El primero son los centros de bioconocimiento de la agrobiodiversidad, localizados en las comunidades, como por ejemplo, en las provincias de Imbabura y Chimborazo, pero deben extenderse a nivel nacional, pues son los verdaderos guardianes del material genético que no se almacena en Bancos Nacionales de Germoplasma, que constituyen el segundo espacio para la conservación y protección, subrayó.
Mauricio Proaño, señaló que la Constitución prohíbe los cultivos transgénicos, "un tema polémico a escala mundial". Este mandato constitucional aterriza en el proyecto de Ley de Semillas, con la identificación de dicha prohibición, con las sanciones correspondientes.
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