Políticas Públicas de Seguridad y Defensa de Instituciones en la Frontera Norte fue el tema de debate en el foro organizado por la Comisión de Soberanía, Integración, Relaciones Internacionales y Seguridad Integral de la Asamblea Nacional.
Allí los expositores ecuatorianos y colombianos abordaron la política de seguridad tanto de Colombia como de Ecuador y la proliferación de los cultivos de coca en la zona limítrofe.
Para Daniel Pontón, Decano del Centro de Seguridad y Defensa del Instituto de Altos Estudios Nacionales -IAEN- el estado de violencia que viven las provincias limítrofes de Sucumbíos, Esmeraldas y Carchi, rompe el orden social de dicha zona, porque Colombia no tiene control sobre su territorio fronterizo, donde existen cerca de 64 mil hectáreas cultivadas de coca.
Recordó que personalmente apoyó el proceso de paz en Colombia, la que calificó como una excelente iniciativa, pero que le preocupa, porque este proceso le afecta al Ecuador en todos los aspectos de violencia y el incremento sustancial de cultivos de coca en el cordón fronterizo.
En la zona se estableció una serie de negocios vinculados con la droga, esto es, tráfico de armas, de animales, de madera, actividades mineras ilegales, lavado de dinero; y toda esta actividad demandó nuevos liderazgos que controlen este lucrativo negocio.
Para Diego Pérez, Coordinador del Programa de Seguridad y Defensa del IAEN, esta zona en la que perdió el control Colombia por falta de una política adecuada y por el vacío dejado de las Farc, aparecieron nuevos líderes llamados alias Guacho u otros grupos encima de él que dominan el mercado mundial de las drogas.
Estas nuevas estructuras criminales mantienen estas operaciones que van a impedir que el Estado ecuatoriano proporcione una seguridad integral en su territorio por su capacidad de fuego y organización.
Para el académico Pérez, es difícil coordinar lo operativo sino existe una estructura institucional consolidada, que plantea caminos correctos de acción y normas claras de relacionamiento entre Ecuador y Colombia.
Consideró que las Fuerzas Armadas del Ecuador, desde el 2000 distorsionó su papel y se dedicó a 33 actividades alejadas de su misión fundamental de proteger y garantizar la soberanía del Estado. Estas actividades que distrajeron la función primordial de Fuerzas Armadas se orientaron a campañas de vacunación, traslado de los exámenes del Senescyt, protección a los fiscalizadores del Servicio de Rentas Internas, etc, lo que originó vacíos conceptuales y crisis de identidad de la fuerza castrense en su función estratégica.
Señaló que terminado el proceso de paz con el Perú en 1998, se orientó en el año 2000 a apoyar el Plan Colombia para control de narcotráfico, pero poco a poco se distorsionó su papel hasta llegar a ser vulnerable por la carencia de una política clara de seguridad para el Ecuador, ratificando la vulnerabilidad que señaló el decano del IAEN, Daniel Pontón.
Para Rocío Pachón, Directora de Investigaciones del Centro de Análisis Estratégicos del Comando de Transformación del Ejército de Colombia, los fenómenos de violencia tienen incidencias y efectos sociales que generan desplazados e incrementos en las tasas de homicidios y secuestros; toda esta situación generó reacciones de los gobiernos tanto del Ecuador como de Colombia.
RD/pv