El Templo de la Patria, ubicado en la Cima de la Libertad, en Quito, fue el punto de encuentro de varias autoridades del Estado, entre ellas el presidente de la Asamblea Nacional, César Litardo Caicedo, para rendir tributo a los héroes del 24 de mayo de 1822, quienes entregaron su vida por la emancipación definitiva de nuestra Patria.
La ceremonia cívico militar inició con el ingreso de las autoridades, encabezadas por el vicepresidente de la República, Otto Sonnenholzner y, seguidamente, al son de las notas del Himno a la Bandera, ingresó el Estandarte Nacional. Después, mientras los presentes entonaban el Himno Nacional, niños y niñas con trajes de pueblos y nacionalidades izaron la tricolor. Ellos simbolizaban la diversidad cultural del pueblo ecuatoriano.
Esta ceremonia castrense estuvo marcada por varios pasajes como una representación de la entrada de las tropas libertadoras del Mariscal Antonio José de Sucre. Los soldados portaron los banderines de las unidades que combatieron en la Cima de la Libertad hace 197 años.
En este santuario cívico, a 3.100 metros de altura, el Titular del Parlamento entregó una ofrenda floral, con los colores patrios. De esta manera, honró el valor, patriotismo y tenacidad de las tropas libertarias.
Posteriormente, visitó la Catedral Metropolitana de la capital ecuatoriana, donde se encuentra la tumba del Mariscal Sucre. El también conocido como Gran Mariscal de Ayacucho, nació en febrero de 1795, en Venezuela, pero estuvo fuertemente vinculado a nuestro país. Con la ecuatoriana Mariana de Carcelén formó un hogar y tuvo una hija. Ella fue clave para que sus restos sean trasladados a Quito, desde Colombia, lugar en que fue asesinado, un 4 de junio de 1830.
LILA/eg
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