Problemas en la comercialización, baja productividad, caída en los costos y créditos no acordes con las necesidades de los palmicultores, son entre otros, los conflictos que se presentan en la plantación de la palma aceitera. La Comisión de Soberanía Alimentaria, continúa escuchando a los diversos sectores del país respecto a las experiencias de su cultivo.
Representantes del sector palmicultor aseguran que el cultivo de la palma aceitera es una agricultura familiar y son más de 120 mil familias que se benefician de este cultivo. Nathalia Bonilla vocera de la Red Ecuatoriana de Palma Aceitera, considera que la soberanía alimentaria se ve afectada porque el territorio de cultivo de palma, en su mayoría, se encuentra en manos de grandes productores.
Wilfredo Acosta, representante de la Asociación Nacional de Cultivadores de Palma Aceitera (ANCUPA) señaló que la realidad de la palmicultura ha cambiado, pues hay enfermedades de la planta y plagas que afectan la producción mismas que podrían generar desplazamiento, pobreza y violencia, principalmente en zonas limítrofes como Esmeraldas.
Mientras, Wilberto Valencia de la comunidad La Chiquita, en Esmeraldas, denunció la contaminación que genera la producción palmicultora en ríos y fuentes de agua de su sector.
Pablo Minda, docente universitario, realizó un recuento histórico del crecimiento de la industria productiva de palma aceitera. Destacó que, en contraste, con los territorios donde se cultiva este producto, el índice de pobreza y el de extrema pobreza, es muy alto.
Por su lado la legisladora Gabriela Larreátegui, subrayó que ninguna actividad productiva debe estar por encima del cuidado del ambiente y la calidad de vida de las comunidades.
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