Para el historiador Juan Paz y Miño, en esta fecha no solo se debe recordar que el 28 de enero de 1912, fueron asesinadas en Quito, varias personas víctimas de esta verdadera confabulación de fuerzas oscurantistas contra el proyecto liberal radical, sino darle el sentido de recordar la vida, reparar aquello que históricamente fue un acto de horror, una verdadera barbarie, esa hoguera bárbara, reparar a la conciencia contemporánea, pero clamando a su vez por reconocer aquella obra liberal que nos dio vida.
Recordó que Alfredo Pareja Diescanseco denominó como Hoguera Bárbara, aquella que el 28 de enero de 1912 se encendió para dar muerte a Eloy Alfaro, Flavio Alfaro, Medardo Alfaro; Luciano Coral, Ulpiano Páez, Manuel Serrano. Un día antes había sido masacrado en Guayaquil Pedro Montero y después de varios días Belisario Torres, Luis Quirola y Julio Andrade, que es una pléyade de políticos ligados al liberalismo alfarista radical.
Juan Paz y Miño recalcó que “ahora somos herederos de esa educación pública y laica de la que disfrutamos los ecuatorianos, de una cultura que ya no es intolerante frente a las religiones.
Sostuvo que ésta fue una revolución que modernizó al Ecuador en términos de economía, ya que Eloy Alfaro fue un gran impulsador empresarial con visión social. Agregó que todo ello constituye una herencia que permite reparar aquel hecho horroroso y escandaloso del 28 de enero de 1912.
“Heredamos de Alfaro el derecho y la garantía a la libertad individual, incluida la de pensamiento, la de conciencia, de imprenta como se decía entonces y que hoy denominamos de medios de comunicación, pero también se ha llegado a un momento en el cual esa misma libertad requiere de responsabilidad social y es por ello que la ciudadanía en general demanda de los medios no solo el compromiso de su libertad, para que digan aquello que quieran decirlo, sino de ser responsables de lo que dicen y ser responsable no implica tener miedo de que habrá una ley que sancione, sino en el sentido de responsabilidad ética, moral y cultural frente a la sociedad”, enfatizó.
Insistió que la reparación nacional es el saber que ese hecho de muerte y barbarie no puede repetirse jamás en la historia ecuatoriana para conciencia de la valoración de lo que es la integridad, la dignidad, el respeto a la democracia, a las libertades.
Después de 101 años
Dijo que “en estos 101 años se ha avanzo en integración nacional, con la construcción del ferrocarril que unió costa y sierra; educación pública amplia garantizada a todos los ecuatorianos; la legislación civil y la secularización de la cultura con la separación Iglesia y Estado; (por ello somos laicos); el servicio a favor de los indios y los trabajadores; el internacionalismo alfarista, porque hoy somos herederos del latinoamericanismo de Alfaro que fue solidario con Cuba, Venezuela que convocó en 1896 un congreso para sujetar a la doctrina pública jurídica latinoamericana y hoy se trata de potenciar esas herencias.
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