La lucha contra la corrupción será constante, permanente y hasta obsesiva en este Gobierno porque existe la voluntad política para condenar y sancionar indelicadezas, pues no habrá impunidad, subrayó.
La rendición de cuentas es algo sagrado, por tanto, es nuestro deber informar al pueblo que es el mandante sobre las acciones que se han emprendido y las que se emprenderán en este nuevo período.
Mil gracias a todos los rincones de la patria que siempre me dieron su hospitalidad y confiaron en la revolución ciudadana, bajo la la tutela histórica de Simón Bolívar para lograr en el país la segunda independencia, enfatizó.
El Primer Mandatario recordó cómo el sueño de una patria nueva triunfó el 26 de abril de 2009. “Fue la lucha de todo un pueblo, de los habitantes de la Costa, de la Sierra, de la Amazonía, de la región insular, y de esa quinta región siempre postergada, la de los migrantes. Jamás defraudaremos ese mandato recibido, y pondremos para ello todo nuestro esfuerzo y capacidades, sin claudicaciones, sin cobardías, de manera clara y frontal, sin los estereotipos de estadistas que nos quieren imponer nuestras oligarquías”, subrayó.
Ratificó su compromiso de seguir luchando por un Ecuador de equidad, con igualdad de oportunidades, sin racismo, libre de analfabetismo, “un país donde las carreteras sirvan para transportar equidad y no pesares, un país cuyos hospitales, escuelas, colegios y universidades no sean escenarios del discrimen social y económico, sino verdaderos centros de dignidad y de desarrollo colectivo”.
Destacó que el Ejecutivo busca el buen vivir, el sumak kausay, el desarrollo equitativo, el bienestar común, la libertad basada en la justicia, la paz y que para ello era necesario alcanzar el poder político, para transformarlo en poder popular, el único capaz de cambiar las estructuras de oprobio que aún prevalecen en nuestra región. El verdadero desarrollo solo es posible con un cambio en la relación de fuerzas dentro de la sociedad, subrayó
Así mismo, reiteró que antes de este gobierno, “ninguno de los tres últimos gobiernos electos había acabado su período, al ser derrocados por los ciudadanos por traicionar el mandato popular; en diez años habíamos tenido nada menos que siete presidentes; se nos acusaba por ello de ingobernables, cuando tan solo éramos objeto de traición”.
Indicó que el pasado “26 de Abril, no obstante haber estado en medio de la mayor crisis del capitalismo planetario de los últimos setenta años; del ataque feroz del poder informativo, económico, social y hasta religioso; el haber estado todos los demás candidatos contra nosotros; que los vencedores de la primera vuelta electoral ganaban con un promedio de apenas el 25% de la votación; viene este pueblo rebelde y nos da una victoria en una sola vuelta, algo absolutamente inédito en la historia contemporánea de nuestro país. Lo que hemos hecho es imposible, y demuestra que la revolución ciudadana es irreversible, y nada ni nadie la podrá detener”.
JLVN/pv