No hay ser humano más frustrado que aquel que no ama lo que hace.
Cuando terminé el colegio, me gustaban tantas cosas que el tiempo me parecía insuficiente para experimentarlas.
Era deportista de alto rendimiento y decidí ponerme un reto muy alto para comprobar que los límites no existen, que somos capaces de hacer todo lo que nos proponemos si lo hacemos con decisión y con el corazón. Fue así que me entrené para la competencia de triatlón más extrema del mundo: el Ironman.
Me decían que era imposible, que ninguna ecuatoriana lo había hecho antes y que mejor escoja algo más seguro, algo que “sí pudiera lograr”.
Doce meses más tarde, estaría cruzando la línea de llegada que todos me dijeron que jamás vería, con la bandera de mi país flameando sobre mis hombros. Allí aprendí que efectivamente era capaz de lograr todo lo que me propusiera, en cualquier ámbito, si me preparaba y luchaba con todas mis fuerzas por conseguirlo.
Al volver, tuve que elegir una carrera en la Universidad. Mi formación profesional la cursé en dos universidades: una pública y una particular, siendo beneficiaria de una beca por excelencia deportiva en la primera. Me sentí muy bien de poder aliviar en algo la carga económica de mis padres y de que el deporte fuera valorado.
Luego comenzaron a develarse una secuencia de habilidades y destrezas por desarrollar que me llevarían a otros puertos, siempre guiada por un propósito esencial: ayudar e instruir a otros sobre cómo mejorar sus vidas y alcanzar sus metas. Por eso hoy puedo decir que a lo largo de mi vida he sido deportista, presentadora de tv, empresaria, coach ejecutiva, actriz de teatro, estudié Ingeniería en ciencias y mercadeo y hoy soy Legisladora. En cada una he buscado la excelencia y disfrutarlas al máximo.
Los diferentes eslabones de mi formación me han fascinado y sé que con lo único con lo que jamás hubiera estado de acuerdo es que ALGUIEN MÁS ELIJA POR MÍ o me imponga en qué invertir mi tiempo, mi esfuerzo y mi vida.
Crecí en una familia en la que por lo general se respetaba la libertad para elegir. Unas veces podía conseguirla sin trabas, otras veces me tocó defenderla con uñas y dientes para obtenerla.
Para mí, la libertad es irrenunciable. Defendí la mía desde siempre y hoy defiendo la de muchos jóvenes que no creen en renunciar a ella por un cupo en la Universidad.
No entiendo qué motivó pedirles que seleccionen varias carreras alternativas a la que realmente quieren. No lo entiendo y las explicaciones que me han dado aún no me han convencido.
Acceder a la educación superior se convirtió en una suerte de conformismo. En la que el que se resigna, gana; y el que no, pierde.
Entonces:
¿Quién puede decir que únicamente quienes tienen una sola carrera son mejores profesionales que quienes se han desarrollado en varios campos?
¿Quién puede negar que cuando una carrera es impuesta, no se frustra a un adolescente?
Sé que la pregunta de siempre es: ¿y qué pasa si no hay cupos?
Y efectivamente, no los hay en las carreras más demandadas.
Sin embargo, el acceso libre y gratuito hasta el 3er nivel está amparado en la Constitución de 2008. Hoy, no debemos discutir por qué se garantizó en 2008 sino cómo en 2017 podemos viabilizar esa garantía de forma coordinada.
Resulta paradójico, sin embargo, conocer por parte de representantes de ciertas instituciones, que se desperdicia gran cantidad de sus cupos por fallas en el sistema informático centralizado en la SENESCYT.
Debemos actuar. Solucionar este grave problema que sigue castigando a los jóvenes del Ecuador aún después de haber invertido hasta 2016, $1.000 MM en una Ciudad del Conocimiento YACHAY, dinero que hubiera aportado significativamente al desarrollo de las universidades públicas ya existentes, para ampliar su capacidad y su plantilla de docentes.
¿Cómo exigir mejoras en la calidad de educación y una mayor oferta de cupos, reduciendo el presupuesto para la Educación Superior? Sabemos que seguiremos “sufriendo de esta enfermedad” cuando a 12 Universidades Públicas Regionales se les disminuye su presupuesto hasta llegar a un -9.4% como es el caso de la Escuela Superior Politécnica Agropecuaria de Manabí – pasando por las Universidades de Chimborazo, Quevedo, Milagro, Esmeraldas, Cotopaxi, Bolívar, Santa Elena y la Estatal Amazónica.
Mientras que a las U. Emblemáticas o las Joyas de la Corona, les designan recursos según los “requerimientos necesarios para su funcionamiento” ---
Dando como resultado: que para la Universidad de las Artes el aumento es del 82.4%, para Yachay 92%, IKIAM roza el 250%, y la Universidad Nacional de Educación UNAE casi el 300%!!!
La garantía del Estado de dar esa educación, gratuita y de calidad, debe cumplirse, pero no poniendo trabas o discriminando a los estudiantes. No eligiendo por ellos las carreras, sino ayudándolos a través de la orientación vocacional adecuada a priorizar su elección de manera responsable.
Negar lo que sucede, es negar a quienes sufren el problema. Sorprende escuchar que 180.000 jóvenes no aceptaron sus cupos para ir a la universidad desde el año 2012 (año en que se implementó el ENES).
Sorprende aún más que varias personas de la Comisión de Ed. califiquen de MITO el hecho de que a los jóvenes no se les permite estudiar la carrera de sus sueños, a pesar de que el Pdte. Moreno lo ha recalcado en más de 3 ocasiones.
No es cierto que al estudiante se le asigna una carrera que él eligió de forma “voluntaria”, cuando está obligado a señalar otras carreras alternativas; cuando de acuerdo al cupo que les sobra, le dan la 4ta o la 5ta de su lista, que dista mucho de su primera opción. El mecanismo que llaman “libre elección” pretendiendo reasignar significados a las palabras, ni siquiera considera la distancia ni la ciudad de residencia.
180.000 cupos fueron abandonados por rechazo al sistema, no por la eficiencia del modelo.
La cifra es alarmante y no la digo yo ni la prensa independiente, fuertemente criticada por su régimen, esto lo informó el medio oficialista Diario El Telégrafo el 17 de mayo/2017.
180 mil jóvenes no creyeron que en nombre de un proyecto político y de “conservar lo alcanzado” deban renunciar a sus derechos.
Para los estudiantes será grato saber que hemos logrado converger en un punto. Para ellos, ni los políticos, ni la política son relevantes si no logramos resolver los problemas que provocan que cada día se alejen más de sus objetivos. Esa es una verdadera revolución, la que hace lo correcto para la gente y no la que dice hacer lo correcto para quedar bien solo con SU gente.
Lograr que devolvieran la libertad para elegir, es decir, que los jóvenes puedan estudiar la carrera de sus sueños, fue un compromiso que asumimos la bancada del PSC-MDG, y que hoy estamos cerca de lograrlo. En esta reforma queda claro por ley, que los estudiantes podrán postularse de acuerdo a SUS PREFERENCIAS.
Este Informe para Primer Debate ha significado un avance en el proceso de diálogo para mejorar. Debemos volver a hacer el trabajo para el que fuimos elegidos, es decir, legislar para que la gente siempre esté primero.
Debemos reconocer que nuestros jóvenes nos son solo de un tipo, ni de la misma condición económica ni atraviesan por la misma etapa de su vida. Muchas jóvenes que hoy están intentando ingresar al sistema de educación superior son madres solteras, es por esto que las hemos incluido en este Informe para que sean parte del grupo considerado para ser acreedores a becas, del que ya forman parte las personas con discapacidad, deportistas de alto rendimiento, estudiantes destacados, entre otros.
Dar oportunidades a las mujeres, es dárselo también a sus hijos.
La pobreza golpea más fuertemente a las mujeres y con esto estaremos contribuyendo a crear más oportunidades para nosotras.
Respecto a la diversidad, resalto también la importancia y respeto que le ha dado este Informe a las carreras Técnicas y Tecnológicas. No todos quieren estudiar una carrera larga. Estas carreras intermedias son la vía para ingresar con capacitación adecuada al sistema laboral y así ser parte del motor que ayudará a reactivar la economía del país.
Saber que las diez carreras más demandadas en el país – que son tecnologías - contrastan con los diez talentos más escasos de encontrar, nos da luces para trazar el camino hacia la promoción de este tipo de carreras intermedias, fomentando el progreso y así evitar quedarnos estancados en la vía tradicional.
Estos avances no pueden quedarse en un Informe, deben de estar en la Ley.
Legislar a conciencia y responsabilidad para que en la vida de los ciudadanos se reflejen los efectos, es un trabajo serio.
Por eso es mi deber decir que me sorprende la inmediatez con la que quieren lograr cambios. En Educación, recibimos la Comisión sin siquiera tener cifras. Pedí que se trasparenten porque las que hay son muy escasas o dispares.
Informes acelerados, proyectos redactados con apremio. Esta Asamblea no es de alto rendimiento, es de gran velocidad. Muchos errores, pocos resultados.
Entiendo entonces por qué hoy debemos hacer tantas reformas. No es la forma de trabajar, ni la forma en que los ecuatorianos merecen que hagamos las leyes que van a regir su vida.
Entiendo que no por lo que diga yo va a cambiar el método de trabajo, pero sí deberíamos reflexionarlo por cómo este afecta al Ecuador.
Aprender de los errores es parte de la madurez política que necesitamos.
Durante las siguientes semanas continuaremos trabajando en conjunto con las Instituciones de Educación Superior para devolverles la autonomía, como parte de los avances educativos que piden desesperadamente y que se requiere de manera urgente.
Las universidades, tanto las públicas, como las cofinanciadas y las particulares, han frenado su progreso por la sobrerregulación que viven. Intentar ocultarlo pone en evidencia el egoísmo de quienes priorizan las ideologías.
Aprovecho para comunicar que he logrado junto con Jefferson Perez, sacar adelante un “Programa Académico Especial para deportistas de Alto Rendimiento” con una Universidad Particular Autofinanciada de Quito, que no dudó en facilitar su viabilidad y hacer realidad este sueño de nuestros medallistas; esperamos que en las próximas reformas se pueda incluir este programa en las instituciones públicas.
Lo que gané en el Ironman no fue una buena marca, sino un gran aprendizaje y la responsabilidad social de compartirlo con la gente…
Decirles a los que creen saberlo todo, a los que luchan contracorriente, quienes padecen necesidades, a los que bajan la guardia; a los jóvenes y a las mujeres, a los niños y ancianos; a los que desertaron, a los rechazados y a los triunfadores; para llegar hay que saber soñar y luchar por alcanzar nuestros sueños.
Por eso, nuestro reto hoy es devolverles a los jóvenes la libertad para elegir, sumarles, no restarles, para que su único límite, sea el cielo.
PONENCIA:
RÉPLICA:
Dallyana Passailaigue Manosalvas, máster en Gestión Educativa, ingeniera en Ciencias especializada en Marketing.
Asambleísta por Guayas en 2017, 2021 y 2023.
ASAMBLEA NACIONAL
INICIATIVAS PARA GUAYAQUIL
