El cronómetro llegó a cero para los legisladores, para la comisión…
Pero para las mujeres y la ciudadanía este cronómetro recién empieza. Es la aplicabilidad y eficacia de esta ley el verdadero desafío.
Construir una ley con personas con criterios distintos no puede desvirtuar que el objetivo de todos los miembros de la comisión sea el mismo: salvar a las mujeres.
Por lo que debo reconocer el trabajo hecho por esta Comisión en esta última semana, que pese a las diferencias, se puso por delante al país y el resolver esta problemática que no es solo un número más en las estadísticas, sino vidas menos en una sociedad desestructurada por la violencia.
La coherencia está en el trabajo hecho a diario.
La coherencia y la sensatez están en haber reconocido que esta Ley sin asignación presupuestaria sería solo un canto al himno nacional. Acogiendo mi propuesta, en el artículo 5 se establece que las obligaciones estatales de promover, proteger, garantizar y respetar los derechos de las mujeres, niñas, adolescentes, jóvenes, adultas y adultas mayores se garantizarán a través de un Plan de Acción específico incluido en el Presupuesto General del Estado, que constarán en el Plan Nacional de Desarrollo y en los planes de Desarrollo Territoriales.
Asimismo, se agrega un artículo 6 que transversaliza la Corresponsabilidad que establece que tanto Estado, familia y sociedad son responsables de participar de las acciones, planes y programas para la erradicación de la violencia contra las mujeres, emprendidos por el Estado en todos sus niveles; así como de intervenir en la formulación, evaluación, y control social de las políticas públicas que se creen para el efecto.
Esta ley crea un Sistema Integral y articula a 16 instituciones del Estado, para garantizar el derecho a una vida libre de violencia que tenemos las mujeres, niñas y adolescentes. Adicionalmente esta Ley otorgará presupuesto a los GADS para las medidas o acciones de prevención, atención, protección y reparación para las víctimas de violencia.
Es importante resaltar la importancia de fortalecer y capacitar a la policía nacional, quienes serán los encargados de tomar medidas urgentes, es decir, los encargados en precautelar la vida de las mujeres que estén en inminente peligro. Estas medidas son:
A) activación de protocolos de seguridad y protección a las mujeres víctimas de violencia;
B) acudir de manera inmediata ante la alerta generada por el botón de pánico, así como patrullaje y vigilancia policial, en coordinación con el ente rector de las políticas públicas de seguridad interna y el ecu 911;
C) acompañamiento a la víctima hasta su domicilio para que tome sus pertenencias, si así ella lo solicita;
D) solicitar atención especializada a las entidades que conforman el sistema nacional integral de prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres, a favor de la víctima y de las personas que dependen de ella;
Creo firmemente en la educación, dependemos de ella para transformar a la sociedad. Por lo que es allí donde deben sumarse los esfuerzos para contrarrestar los patrones que multiplican este mal.
La información es poder, siempre que podamos hacer uso de ésta. Y eso es lo que necesitamos de nuestras mujeres, que estén informadas y empoderadas con sus derechos, que tengan una ley que puedan tener a la mano y pedir ayuda, una ley redactada para la gente y no para los legisladores.
No cabe duda que esta fecha nos recuerda que llegar a una vida libre de violencia sigue siendo un camino por recorrer para la sociedad, y que la adversidad así como la resistencia, no debe ser motivo para bajar la guardia en esta lucha por conservar la vida.
La Ley contra la violencia no es una ley de creencias ni en contra de ellas, no es una ley para dividir a la familia sino para evitar que eso siga sucediendo. Esta Ley no discute ni intenta disipar polémicas.
La violencia contra las mujeres ha dejado como víctimas colaterales del femicidio 138 niñas y niños en la orfandad.
Defender la vida de las mujeres, madres, hermanas, tías, amigas, ES defender a las familias.
No conozco la vida de todos ustedes, pero si algo puedo querer que conozcan de mí, es que a ESTE MOMENTO yo le debo mi vida.
En esto he invertido mis deseos desde que era pequeña, cuando por no ser niño no me permitían cosas tan simples como salir a jugar a la calle con mis amigos. Desde ahí hasta mis 37, no he visto nada - que no sea más de lo mismo, a una excesiva mayor escala.
Ser más del 50% de la población no es ser minoría. Minoría son las mujeres a las que no les pasa.
Este es un mundo para hombres en el que para ganar hay que resignarse a perder: nuestra voz, nuestra opinión, nuestras ganas de progresar, incluso de aprender.
Los hombres y las mujeres, efectivamente, somos diferentes, pero esas diferencias se han traducido históricamente en un trato desigual y falta de oportunidades para nosotras. Estas diferencias acaban con los sueños de las mujeres, estas diferencias hacen que la pobreza nos golpee más fuerte a nosotras.
La sociedad nos embiste con sus críticas, incluso cuando queremos impulsar una ley que nos proteja.
Esta, tiene que ser una ley que no solo rescate a las mujeres, sino a toda la sociedad del mar de desigualdad y normalización de la violencia en el que estamos sumergidos.
Reconozco y destaco (como lo he hecho antes) la voluntad política para la construcción de esta ley de prevención y erradicación de la violencia, pero debo dejar claro que esta no es la solución final, necesitamos que los hombres y mujeres de a pie, se conviertan en los hombres y mujeres que pongan un freno a este mal.
Dallyana Passailaigue Manosalvas, máster en Gestión Educativa, ingeniera en Ciencias especializada en Marketing.
Asambleísta por Guayas en 2017, 2021 y 2023.
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