Hoy celebramos con mucho orgullo los 490 años de la fundación de nuestra querida capital, Quito. En esta sesión solemne de la Asamblea Nacional, rendimos un merecido homenaje a la historia, la cultura y la gente de Quito, que son el verdadero corazón de nuestro Ecuador. Esta fecha nos invita a reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad que ha sido testigo de grandes transformaciones y, a la vez, custodio de nuestra identidad nacional.
Quito es una ciudad llena de historia, de luchas y de victorias que marcaron el rumbo de nuestro país. Desde la época colonial hasta la independencia, Quito ha jugado un papel fundamental en la construcción de lo que hoy somos como nación. A lo largo de estos 490 años, hemos sido testigos de la resiliencia de su gente, que con esfuerzo y unidad, ha logrado enfrentar los desafíos del tiempo y seguir adelante. Hoy, en esta solemne ocasión, rendimos homenaje a todos aquellos que han hecho de Quito un referente cultural y político para el mundo.
Es importante recordar que la grandeza de Quito no solo está en sus monumentos y arquitectura, sino en su gente. Los quiteños y quiteñas han sido siempre el motor de la ciudad, con su labor diaria, su generosidad y su compromiso con el desarrollo de su comunidad. En esta ocasión, quiero reconocer el esfuerzo incansable de quienes contribuyen a construir una Quito más próspera, inclusiva y moderna, que sigue siendo ejemplo de hospitalidad y diversidad.
Como asambleísta, me siento comprometida con el futuro de Quito y con la mejora de la calidad de vida de sus habitantes. Hoy, más que nunca, es necesario seguir trabajando juntos para lograr un desarrollo sostenible que respete la rica tradición de la ciudad, pero que también impulse el progreso económico, social y cultural. Estoy convencida de que con el esfuerzo conjunto de todos los sectores, Quito puede enfrentar los retos actuales y seguir siendo una ciudad en la que todos sus ciudadanos tengan las mismas oportunidades.
Asambleísta por la provincia del Guayas 2
