Cerca de 150 niñas se dieron cita en el Palacio Legislativo y, junto con sus legisladores y legisladoras elaboramos la Declaración de Quito y, a través de ese documento, reforzar las políticas y aterrizar los principios que garanticen sus derechos.
Pero la idea fue llegar más allá, compartir con ellas ideas, conceptos y experiencias, para ello se conformaron grupos de trabajo en cada uno de los cuales se trató un tema específico. Tuve la oportunidad de dialogar con 11 niñas y de un tema que, tratado hace unos diez años, hubiera puesto los pelos de punta a sus padres y a ellas mismas; sexualidad y embarazo adolescente.
Sentada en la mesa de trabajo con ellas, jóvenes ansiosas de conocer y de vivir, remoce las fuerzas para seguir adelante en este duro y complejo trabajo que se realiza en el campo político y que muchas veces no es comprendido y que recibe tantas críticas, especialmente de los medios de comunicación.
Viendo esos rostros pletóricos de alegría y escuchando esas voces frescas, propuse el tema a tratar y con tranquilidad y responsabilidad fuimos evacuando materias como la sexualidad, el embarazo adolescente, el futuro y la educación. El diálogo fluyó sin mayores tapujos pero con muchas expectativas y cuestionamientos y mientras las chicas hablaban, yo pensé; vamos por buen camino y lo podemos hacer así, porque es con este proyecto político que se han concretado muchos de sus derechos y aspiraciones y que en la actualidad sus criterios son tomados en cuenta y su opinión tiene peso. Conforme avanzaba el tiempo, la participación se incrementó y llegó un momento en el cual todas querían hablar y hubo que organizarlas para sacar adelante el debate.
Las niñas, lo dijeron con su propia voz, necesitan espacios de expresión, quieren educación sexual para ellas y para sus enamorados pues asumen el tema como una cuestión de pareja y, ojo, quieren más comunicación con sus padres.
Su llamado me llegó de sopetón pues soy madre de una adolescente, la cual no deja ni un solo minuto de ocupar mi corazón y mi mente, y durante este diálogo sentí su presencia en cada uno de los rostros de estas chicas. Y volví a pensar que no quisiera que a ella le llegue el día de enfrentar el tema, pero, como se lo he dicho, ese momento le llegará y será su decisión, un asunto que tendrá que afrontar con la mayor cantidad de información posible y con responsabilidad.
Quiteña de nacimiento, se licenció en la Politécnica Salesiana en Ciencias de la Educación. Posteriormente estudió Ciencias Políticas en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO. Militan..
