El 15 de julio se celebra el día internacional de las habilidades de la juventud.
Esta fecha fue declarada por la Organización de las Naciones Unidas en 2014, y su objetivo es concienciar sobre la importancia de invertir en el desarrollo de habilidades de la juventud.
Estas no solo se refieren a la formación académica que necesitan los jóvenes, también incluye a las habilidades que se desarrollan en el mercado laboral, y que solo pueden potencializarse a partir de la experiencia.
En el mundo actual, el creciente desempleo juvenil es uno de los problemas más acuciantes con los que se enfrentan las economías y sociedades, tanto de países desarrollados como en desarrollo.
Desde el 2017 se ha evidenciado un alza en los indicadores de los jóvenes que no estudian ni trabajan, y que son conocidos como “NINIS”. En el caso del Ecuador, 585.955 jóvenes entre los 15 y 24 años son parte de este grupo .
Es decir, que el 18.5% de la población perteneciente a este rango de edad no estudia ni trabaja, sus habilidades y destrezas no están siendo aprovechadas ni para su propio beneficio, y mucho menos, de la sociedad.
Estudiar o mantenerse empleado genera un desarrollo cognitivo óptimo, e influye en la salud mental de los individuos. Sentirse útil y cooperar con los demás produce una sensación de bienestar.
Pero también debemos ser conscientes de las implicaciones sociales de los jóvenes que no estudian ni trabajan. Estos son un objetivo directo de las organizaciones delincuenciales, quienes los reclutan ofreciéndoles no solo ingresos económicos, también la oportunidad de desarrollarse en el mundo de la delincuencia y hasta les proveen de un sentido de pertenencia.
En un contexto donde la falta de empleo y la inseguridad son parte de las principales preocupaciones de la ciudadanía, la situación de los NINIS cobra real importancia.
Es necesario, por un lado, ampliar la oferta académica en las universidades, para que los jóvenes puedan acceder a la educación superior. El reto de la nueva secretaria de Educación Superior es gigante, y el éxito de su gestión incluirá, indudablemente, un incremento de la matrícula en las universidades estatales.
Y, por otro lado, fomentar la contratación de los jóvenes permitirá no solo beneficiar a la juventud, ayudará a toda la sociedad. Por un lado, dinamizamos la economía, y por otro, le arrebatamos personas al crimen organizado y no ellos a nosotros.
Nuestros jóvenes merecen una oportunidad para desarrollar su potencial en el Ecuador. El sector público y privado son vitales para este proceso, y su correcta articulación permitirá a nuestros jóvenes impulsar sus habilidades, en la búsqueda de un futuro mejor.
