En los últimos días el mundo ha observado con mucha atención a Irán. La muerte de Masha Amani ha despertado la indignación de una buena parte de las mujeres iraníes, quienes manifiestan su rechazo a la paliza perpetrada por la policía de la moral solo por que esta joven no llevó adecuadamente el Hiyab, prenda de vestir de las mujeres en el mundo musulmán.
En un hecho sin precedentes, la República Islámica lleva 18 días de protestas, en los cuales se ha observado tanto acciones de resistencia pacífica como de violencia. Estas han dejado un saldo de más de 280 fallecidos y 1.186 detenidos en las manifestaciones producidas en al menos 40 ciudades.
Pero la importancia de la protesta radica en el contexto donde se desarrolla. En 1979, triunfó la revolución islámica en este país, donde se impuso un régimen que incluye a la religión como parte fundamental de sus instituciones, de ahí que existan varias restricciones al comportamiento, al relacionamiento y hasta a la forma de vestir.
Producto de la revolución, la policía de la moral es una institución del Estado encargada de velar por el cumplimiento irrestricto de las normas que poseen un carácter religioso. Y es en esta donde se han centrado las críticas, protestas y exigencias de transformación.
Sin duda, la violencia contra las mujeres ya no solo es un tema de debate en occidente, o las reformas encaminadas a eliminarla son patrimonio de los regímenes democráticos.
Esta se ha convertido en una lucha global, que genera no solo acciones de protesta, también está llamando a un despertar de la conciencia de los seres humanos.
Una conciencia que desmorone la inequidad entre hombres y mujeres, que permita la construcción y el mantenimiento de espacios seguros para la mujer, para evitar que el abuso del Estado o de los individuos sea parte del día a día, para eliminar por completo la posibilidad de ser juzgada y violentada por su vestimenta o comportamiento, para al fin garantizar el ejercicio pleno de su libertad.
Nuestras abuelas y madres lucharon por sus derechos políticos y económicos. Lo de Irán nos demuestra que la lucha por la seguridad y libertad corresponde a esta generación, y está trascendiendo fronteras.
No sabemos si la revuelta iraní termine en un cambio de gobierno, en una reforma sustancial a las leyes religiosas o quien sabe, en el cambio de régimen.
Pero queda claro que las estructuras que mantienen reproducen y legitiman la violencia contra las mujeres se están debilitando, y en un tiempo no muy lejano deben quedar como un triste recuerdo de nuestras sociedades.
Las grandes transformaciones toman tiempo, y demandan un cambio en la forma de pensar. En cualquier parte del mundo donde se levante la voz en favor de los derechos de las mujeres, se avivará el llamado a un cambio consistente y duradero, que no solo quedará en los libros de historia o en el registro de las hemerotecas.
No me cabe duda de que nuestros derechos se volverán parte de una nueva cosmovisión de la humanidad. Sigamos trabajando y educándonos para alcanzar un mundo pacífico y equitativo.
Foto: The Conversation. Disponible en: https://theconversation.com/iran-las-protestas-por-la-imposicion-del-hiyab-suscitan-llamadas-feministas-a-la-accion-en-todo-el-mundo-arabe-191275
