Réplicas de una tragedia (OPINIÓN)

Martes, 17 de mayo del 2016 - 17:25 Imprimir

 

 

 

Varias son las interpretaciones que -desde distintos puntos de vista- pueden construirse para dar cuenta de un hecho profundamente doloroso para nuestro país como el terremoto del pasado 16 de abril, que terminó con la vida de más de 650 personas y que ha sido catalogado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) como el “mayor desastre en la región”, desde el terremoto de Haití del año 2010. Nunca es fácil hablar sobre el sufrimiento propio o ajeno que una catástrofe de esta magnitud deja sobre el individuo y la sociedad en su conjunto. Las huellas físicas y emocionales de esta tragedia sanarán en varios años con una fuerte dosis de esperanza, unidad nacional y trabajo. Estábamos acostumbrados a mirar y -quizá a sentir- desde muy lejos este tipo de tragedias. No las asimilábamos como propias y -por tanto- nos parecían siempre lejanas, tal vez porque generalmente ocurrían al otro lado del Pacífico en Japón o en el Asia meridional, como el terremoto de Nepal, que hace un año, causó miles de muertos. Luego de casi un mes del terremoto en Ecuador, aún nos resulta complejo entender colectivamente la secuencia de relatos que se han ido tejiendo sobre este tema en la vida cotidiana, en significativos espacios informativos, de opinión y en redes sociales, donde han provocado reacciones de distinto tipo. Lo cierto es que en un primer momento, posterior al sismo de 7,8 grados, la solidaridad de todos se impuso y repletamos los camiones de donaciones para nuestros hermanos de Manabí y Esmeraldas. Muchas personas de buena fe viajaron como voluntarios a las dos provincias, pero no faltaron quienes intentaron conseguir protagonismo político. Los precandidatos presidenciales, Guillermo Lasso (CREO) y Dalo Bucaram (FE-PRE), por ejemplo, no dudaron en desplegar su arsenal propagandístico sobre las ciudades destruidas. Desde mi punto de vista, la presencia de un precandidato en un escenario tan complejo, deja siempre una sensación extraña. ¿Es real su filantropía? ¿Volverán al lugar después de las elecciones, independientemente de los resultados? Obviamente, es distinto cuando y -como ocurrió en este caso- se movilizan inmediatamente las autoridades del Ejecutivo, los alcaldes y prefectos de distintas ciudades y provincias sin que importen sus banderas políticas. Ellos, a diferencia de los mencionados precandidatos, tienen la alta responsabilidad, la obligación y el deber de estar al frente de este tipo de situaciones. Y es precisamente esa responsabilidad de las autoridades la que se traduce en una serie de decisiones como por ejemplo la aprobación de una ley que permita recaudar los fondos necesarios para reconstruir las zonas afectadas. Nadie está en contra de la transparencia en el manejo de los fondos que se destinarán a la reconstrucción de las ciudades devastadas y que serán permanentemente auditados por los órganos de control pertinentes, pero querer imponer un fideicomiso para administrar estos recursos, es un despropósito. Eso sería desnaturalizar la competencia privativa del Estado en su capacidad de establecer y administrar tributos. Vieja trampa con la que la democracia de élite ha gobernado el Ecuador durante años, amparada en la siguiente ecuación: como el Estado es ineficiente, el sector privado y la “sociedad civil” son los llamados a solucionar los problemas del país. Es un error pensar que bajo esa lógica se quiera fortalecer las instituciones y remar para el mismo lado que el que proponen las autoridades. La sociedad es un todo del que también es parte el Estado, por lo que intentar posicionar la supuesta primacía de una “sociedad civil” antagónica del Estado, sirve en realidad, para esconder a grupos corporativos con agendas particulares, justamente en un año preelectoral. De allí, que la ayuda deba ser canalizada como una acción colectiva, organizada e institucionalizada dentro de las acciones definidas por las autoridades. La Ley de Solidaridad y de Corresponsabilidad Ciudadana para la reconstrucción y reactivación de las zonas afectadas por el terremoto que se aprobó este 12 de mayo en el Parlamento establece una serie de contribuciones temporales para superar esta catástrofe con el apoyo de todos los ecuatorianos. Este tipo de desastres naturales como el terremoto de Ecuador hacen que surjan y se consoliden unos liderazgos, pero también opacan y anulan otros. El tiempo nos dirá, quien estuvo a la altura de las circunstancias históricas. ¿Cómo ayudar sin caer en el protagonismo efímero o los falsos fraternalismos, que durarán lo que las cámaras de televisión permanezcan en los lugares destruidos? La pregunta está planteada. Verónica Arias Fernández Asambleísta por la provincia de Loja

Verónica Arias
Asambleísta por Loja Movimientos Provinciales

Integrante de la Comisión De los Derechos de los Trabajadores y la Seguridad Social | Alianza PAIS - Acción Regional por la Equidad (ARE) Visita mi Perfil

 

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