La Comisión del Desarrollo Económico escuchó el testimonio de Consuelo Orellana, frentista representante de los afectos por la construcción del Tranvía de Cuenca, a propósito del análisis del proyecto de Ley de Cooperación Ciudadana en la Construcción.
La iniciativa tiene como propósito crear una legislación que permita atender, organizar, coordinar y apoyar a quienes se vean afectados por la construcción de una obra de grandes magnitudes, que implique el cierre temporal de una zona, como sucedió en Cuenca.
¿Qué sucedió en esa ciudad? La construcción de esta obra lleva ya seis años, explicó el presidente de la Comisión, Esteban Albornoz. En este tiempo, las calles afectadas se ha vuelto fantasmas, las consecuencias son graves y la ciudad ha perdido mucho, dijo. De acuerdo con el representante de Azuay, se debe tramitar de manera urgente este proyecto, a fin de que en otras poblaciones los ciudadanos no vuelva a sufrir estos problemas.
La situación es inaguantable y una pesadilla, relató Orellana. Explicó que la afectación directa es a quienes se encuentran en el trayecto de los 21 kilómetros por donde pasará este medio de transporte. Sostuvo que más allá del daño socio económico, por el cierre de negocios, quiebras, bajas ventas, se le ha perjudicado en lo moral: habló de intentos de suicidio, divorcios, familias destruidas, deserción educativa, sueños truncados, entre otros perjuicios.
Nosotros aportábamos de manera correcta a la sociedad, ahora nos transformamos en personas débiles. Esta lucha no es particular, sino general, porque, incluso, se generó inconvenientes en los accesos a las viviendas. Sin embargo, el gran problema es la indiferencia, subrayó.
Por esas experiencias, Orellana ve con buenos ojos el planteamiento de este proyecto de Ley, que está en estudio, antes de la construcción del informe para primer debate.
LILA/cz
