El Estado Ecuatoriano, cuenta con un marco normativo progresista al respecto: el artículo 11 numeral 2 de la Constitución de la República, señala la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres, el artículo 35, 61 numeral 1 y 116, señalan que es el deber del Estado de promover las condiciones para que la igualdad y paridad, que este sea real y efectivo y se adopten medidas a favor de los grupos discriminados o marginados para su participación. También se establecen medidas explicitas para promover una mayor participación de las mujeres en los espacios de toma de decisiones políticas, la primera en los cargos de designación y la segunda en los de elección popular de manera alternada. En la actualidad existe una sub-representación de mujeres en las esferas del poder público y en los cargos de elección popular, por lo que la inclusión de las mujeres en los espacios de poder y toma de decisiones sigue siendo una necesidad apremiante para garantizar su propia autonomía y la calidad de la democracia del país y por tanto plantea en sus lineamientos y ámbitos de acción un eje de mayor participación en los procesos de toma de decisiones y en las esferas de poder.
La inclusión de las mujeres en la política, implica la garantía de ser elegidas en cargos de elección y designación. Sin embargo, la inclusión no es suficiente, ya que además debe haber representación. Esta última es entendida como el comportamiento de las mujeres elegidas en representación de los intereses y necesidades del colectivo de mujeres en especial cuando se crean leyes con sentido feminista como por ejemplo el Código de la Niñez o en la Ley de Violencia Intrafamiliar en el cual se crea la idea de que sólo la mujer puede ser agredida dentro del núcleo familiar
El concepto de paridad no solo requiere que las mujeres y hombres tengan una participación de 50 y 50 en los órganos de decisión, sino más bien es necesario llevar una agenda pública de temas prioritarios para las mujeres, como los derechos sexuales y reproductivos y el trabajo no remunerado que éstas realizan y que hoy ha sido reconocido por nuestro Gobierno, tanto en la Constitución como en en Código de la Democracia y Ley de Elecciones.
A pesar del creciente número de mujeres electas y nombradas en cargos políticos, éstas siguen enfrentándose a importantes desigualdades estructurales en el ámbito de la política y la toma de decisiones. Además, las mujeres experimentan de manera particular el impacto de los conflictos armados como civiles y combatientes, y son a menudo víctimas de violencia sexual. Sin embargo, las mujeres suelen estar excluidas de los procesos y estructuras de toma de decisión relacionados con los procesos de paz.
Dentro del marco que nos ocupa debemos seguir aunando esfuerzos para que alcanzar los objetivos deseados y desterrar de una vez por todas esa idea de índole machista que ha imperado por siglos con el fin de que las mujeres podamos seguir avanzando y ser partícipes del desarrollo de nuestro país desde el ámbito en que nos encontremos sea este político, cultural, social, deportivo, público profesional, etc, con lo cual se dará cabida a que las mujeres nos realicemos como personas en el ámbito en que nos encontremos con un sólo objetivo el desarrollo de nuestra sociedad.
Qué maravilloso es que nadie necesita esperar un momento antes de comenzar a mejorar el mundo.-Ana Frank (escritora).
Asambleísta por la provincia de Manabí | Integrante de la Comisión De Educación, Cultura y Ciencia y Tecnología | Alianza PAIS - Unidad Primero Visita mi Perfil
