Franklin Omar Samaniego Maigua nació el 2 de septiembre de 1971 en la ciudad de Riobamba, Ecuador. Desde una edad temprana, demostró un gran interés por el estudio y el aprendizaje, asistiendo a la Pensionado "Olivo" durante su educación primaria y luego al Colegio "San Felipe Neri" para sus estudios secundarios, ambos en su ciudad natal.
Posteriormente, continuó su formación académica en la Universidad Central del Ecuador, donde se graduó como Licenciado en Ciencias Públicas y Sociales, marcando así el inicio de una destacada carrera en el ámbito legal. Complementó su formación con estudios en la Universidad Católica de Cuenca, donde obtuvo su título de Abogado de los Tribunales de la República y más tarde su Doctorado en Jurisprudencia.
La búsqueda constante de conocimiento llevó a a obtener una especialización en Contratación Pública y Administración del Estado en la Universidad Central del Ecuador, así como una Maestría en Derecho Constitucional en la Universidad Tecnológica Empresarial de Guayaquil (UTEG), consolidando su experiencia en diversos campos del derecho.
A lo largo de su trayectoria profesional, ha participado en numerosos cursos y seminarios especializados, abarcando áreas como administración de justicia, derecho civil, y legislación relacionada con la gestión pública, entre otros.
Su experiencia laboral incluye roles como Asesor Jurídico en empresas turísticas, Director de Asesoría Jurídica y Gerente en la Empresa Turística Ciudad Mitad del Mundo, así como diversas funciones en el ámbito legislativo, donde ha desempeñado roles destacados como Asambleísta por la Provincia de Pichincha y Vicepresidente de Comisiones Especializadas en la Asamblea Nacional del Ecuador.
Ha sido un activo defensor de los derechos humanos, los derechos de las mujeres y los derechos de los trabajadores, participando en varios grupos parlamentarios y demostrando un compromiso constante con el servicio público y el bienestar de la sociedad. Su dedicación y pasión por el servicio público lo han convertido en un referente en el ámbito legal y político en Ecuador.
Hoy alzamos la voz por quienes no pueden defenderse. Desde el Pleno de la Asamblea Nacional, enfrentamos una propuesta de ley que representa una amenaza directa contra los derechos de los animales. No podíamos quedarnos en silencio.
Como legislador y defensor de los derechos de los seres más vulnerables, me preocupa profundamente que las reformas a la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPDA) estén debilitando las sanciones frente al maltrato y la agresión animal.
Hoy es un día especial. Un día para agradecer, recordar y honrar a todas las madres, las que están presentes, las que partieron y las que luchan cada día, a veces en silencio. Mi corazón y mis palabras están con ustedes.
Hoy vivimos un momento histórico que llena de esperanza los corazones de millones. Como creyente en el diálogo, la justicia y la paz, recibo con alegría la noticia desde el Vaticano.
Hoy fue un día de orgullo y reconocimiento para quienes creemos en una política comprometida con el pueblo. Acompañamos a nuestra compañera presidenta Viviana Veloz en la presentación de su informe de gestión, un momento que nos llena de fuerza para seguir adelante.
Hoy vivimos una jornada muy especial, llena de espiritualidad y esperanza. Participar de estos momentos nos recuerda que, además de legislar, también debemos conectar con nuestra gente y con lo que nos mueve desde el corazón.
Hoy siento una mezcla de indignación profunda y dolor en el alma. Lo que ocurrió con Aidita Ati no puede quedar en el silencio. No puede ser parte de esa larga lista de injusticias donde el poder calla y la impunidad grita más fuerte.
Este día marcará un antes y un después en la defensa de los derechos laborales en Ecuador. Desde la Asamblea Nacional, dimos un paso histórico para proteger a quienes más lo necesitan y han sido olvidados por años.
Hoy no solo conmemoramos el Día del Trabajo, sino que rendimos homenaje a quienes hacen posible el Ecuador que soñamos. A cada persona que, con esfuerzo diario, transforma su realidad y la de su comunidad.
Las organizaciones sociales son el alma de nuestras comunidades. Son ellas las que, sin pedir nada a cambio, sostienen, acompañan y luchan por los derechos de miles de personas en todo el país. Hoy dimos un paso clave para devolverles lo que merecen: respeto, reconocimiento y garantías.