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La segunda vicepresidenta de la Asamblea Nacional, Marcela Aguiñaga, en su exposición ante la Corte Constitucional, aseveró que el proyecto de enmiendas constitucionales respeta los principios del artículo 441 de la Carta Fundamental del Estado, pues no altera la estructura fundamental, o el carácter y elementos constitutivos del Estado; no establece restricciones a los derechos y garantías y no modifica el procedimiento de reforma a la Constitución.
Afirmó que la enmienda según la cual la Presidenta o Presidente de la República permanecerá 4 años en sus funciones y podrá ser reelecto no altera la estructura fundamental, carácter y elementos constitutivos del Estado. Eso ocurriría si, por ejemplo, el fundamento de la modificación propuesta fuera la de prescindir de alguna de las cinco funciones del Estado, éste no es el caso, subrayó.
La segunda vicepresidenta de la Asamblea Nacional, Marcela Aguiñaga, visitó este lunes el Centro de Privación de Libertad Zonal 8, en Guayaquil, con el fin de constatar la situación del privado de libertad J.L.R.M., quien solicitó el indulto por razones humanitarias.
El numeral 13 del artículo 120 de la Constitución de la República dispone como parte de las atribuciones de la Asamblea Nacional, el “conceder indultos por razones humanitarias”.
El martes 19 de agosto el señor Juan José Illingworth publicó una columna titulada “El ‘capitalismo’ de Correa”, su enunciado central (y provocador) fue el siguiente: el presidente privilegia, de manera injustificada, a la ciudad de Quito en cuanto a inversión pública. Sin embargo, las justificaciones que esgrimió para sostenerlo son fácilmente refutables.
Primer razonamiento fallido: Illingworth sostiene que “[L]o que el presidente debe responder es si está bien que a Quito se le entreguen tantos recursos [en comparación con] Guayaquil, en donde vive la mayor cantidad de pobres y hay mayor porcentaje de desempleo”.
Una administración de justicia eficiente, honesta, eficaz, ágil y transparente ha sido parte de los clamores históricos de nuestra sociedad, pero, curiosamente, uno de los menos atendidos. Quizá porque la justicia se convirtió en su momento en el botín de una clase política ávida de poder, y que encontró en un sistema deficiente y mediocre, aupado por jueces corruptos y funcionarios inmovilistas, una manera de mantener el “status quo” y el poder que siempre detentaron.
Desde la entrada en vigencia del Código Orgánico Integral Penal (COIP), son muchas las mentiras que han sido reproducidas en distintos espacios informativos. Existe una, sin embargo, tan delicada que merece una respuesta. Se ha dicho, sin pudor, que casos como el de los hermanos Isaías o el del expresidente Bucaram serán archivados. Para fabricar una mentira en derecho, se necesita hilar fino y ser persuasivos. Por supuesto, la tarea es detectar y atacar sus falencias.
Cuando Diego Armando Maradona consiguió liderar al equipo argentino hacia la Copa del Mundo en 1986, el país entero se oxigenó en alegría y el jugador veinteañero se convirtió en un cuasi Dios. Más allá del análisis futbolístico, es posible entender el fenómeno maradoniano también como un fenómeno sociológico producto del escenario argentino de crisis económica y su reciente salida de la dictadura militar. Algo similar ocurre con la administración socialcristiana de Guayaquil: el PRE había hecho de la ciudad reflejo de su propio desastre como partido; y en ese contexto parecía que no había otra salida que una mano dura más que razonable. Pero los fenómenos sociológicos son solo eso: fenómenos producto de un contexto. Es por eso que hoy la comparación socialcristiana con el PRE da la impresión de estar desfasada históricamente. Cuando eso ocurre, la mirada debe siempre ponerse hacia adelante y hacer las preguntas que tanto molestan: ¿cómo se ve Guayaquil luego de veintidós años de administración socialcristiana y cómo luce si se la contrasta con otras ciudades grandes de América Latina?
Queridos guayaquileños y guayaquileñas,
Ser Guayaquileño no sólo es haber nacido en esta hermosa ciudad, sino es estar comprometido con ella; es quererla, cuidarla, velar por su desarrollo y por el progreso de esta tierra que nos ha dado tanto. Es también rechazar las injusticias diarias que ha llevado a que hoy nuestra ciudad tenga los más altos indicadores de pobreza y de hacinamiento de toda América Latina.
Comparto con ustedes mi intervención en el Segundo Debate del Código Monetario y Financiero.
Este Código procura que los derechos de los ciudadanos sean protegidos: como la prohibición de congelamiento de depósitos o la sustitución del deudor en operaciones irregulares del Banco Nacional de Fomento (créditos entregados directamente a terceros que no cumplen y luego tampoco responden por la deuda). Cuando el compañero Presidente y los militantes de Alianza País se refieren a la idea de la supremacía del ser humano sobre el capital, no se refieren a ideas vagas sino a cosas muy concretas como esta iniciativa normativa, clave dentro de este proceso político de transformación.